Sesión práctica en cuarto de Derecho: juicio simulado con jurado (comentario personal)

Como se ha destacado en la novedad «Sesión práctica en cuarto de Derecho: juicio simulado con jurado«, se llevó a cabo un juicio simulado este mes, con la iniciativa de la profa. dña. Paloma Arrabal Platero, para los alumnos de la asignatura de Derecho Procesal Penal. Esta pestaña pretende ser un comentario reflexivo sobre esa práctica por un alumno que participó en ella (Daniel Egea Carbonell).

En aquella sesión, se llevaron a cabo dos actividades: la conferencia de la profesora Yolanda Doig, y la celebración del juicio simulado.

  • En lo que respecta a la conferencia sobre el procedimiento con Jurado, debe tenerse presente que se trata de una figura un tanto peculiar, ya que normalmente asociamos la justicia con el estándar de los procedimientos en los que no hay participación ciudadana. Efectivamente, en el procedimiento con jurado existe una participación ciudadana, algo realmente importante y destacable, al igual que la figura de la acusación popular; dos figuras jurídicas que permiten a los ciudadanos participar en la administración de justicia. Según la profesora Yolanda Doig, nos explicó qué modelo de jurado tenemos en nuestro sistema, pues es peculiar, ya que se diferencia del sistema estadounidense, y a su vez, del alemán. Pero lo más importante de su conferencia fue que en el origen de la figura del Tribunal del Jurado, se pretendía que fuera una figura ejemplar de justicia, es decir, una medida que progresivamente fuera creciendo y haciéndose un hueco dentro de los procedimientos «tipo»; ahora bien, tal y como nos transmitió, hoy por hoy, se ha constatado que la ciudadanía no participa plenamente en esta figura, pudiendo eludir su deber (se trata de un derecho-deber el ser jurado) mediante las causas de excusa, prohibición o incompatibilidad que recoge la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado. Por otra parte, se observa que incluso los profesionales del Derecho, intentan esquivar este tipo de procedimiento, además de que según nos informó la profesora Yolanda Doig, es muy costoso llevarlo a cabo. Finalmente nos dijo que ella apostaba por esta figura.
  • Sobre el juicio simulado, participé en él como representante de mi grupo, encarnando la figura del abogado defensor. He de decir que la preparación de nuestra parte fue un tanto difícil, ya que se nos presentaba unos hechos y unas circunstancias de nuestro ficticio cliente que dificultaban nuestra labor de defensa. Es curioso observar, tras el estudio del Derecho procesal, como en los procedimientos se demuestra la verdad «formal» y no la verdad «material», es decir, la verdad que es demostrable en el procedimiento. Ciertos defectos procesales pueden llegar a ser insubsanables, constituyendo incluso vulneración de derechos fundamentales, y ello afecta al valor probatorio de pruebas, pudiendo darse el caso de que, a pesar de que se haya demostrado unos hechos, si no se realizan mediante el procedimiento adecuado, no son admisibles. En relación a ello, mi equipo y yo trabajamos por hallar ciertas cuestiones de fondo que pudieran ayudar a la defensa, pero también cuestiones formales que se hayan podido vulnerar, pudiendo conllevar ello invalidez e ilicitud de ciertos medios probatorios. Para concluir, decir que la iniciativa, siendo alumno, me ha parecido fabulosa, una idea brillante. El poder actuar, simulando un caso, y sentirte en la piel de un profesional por unos instantes, ayuda tanto a fortalecerte para cuando llegue el momento de verdad, como, a mi pensar, de motivación personal, pues verte en juego hace que si te gusta todo aquello que estudias, tengas esa emoción de seguir adelante y poder realizar aquello que, aun siendo ahora un simulacro, pueda ser tu futuro trabajo.

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